México, 20 Oct. (Notimex).- El Café Literario “Luis Cardoza y Aragón” de la XII Feria Internacional del Libro en el Zócalo (FIL-Z) fue marco esta tarde para la presentación del libro “Canto al cáncer”, de Alejandro Aura, por parte de Arturo Beristain, Eduardo Vázquez y María Cortina, directora de la FIL-Z.
Se trata de una bitácora de Alejandro Aura (1944-2008), un hombre que nunca se negó a morir y que hoy comparte con sus lectores, a través de la poética y la palabra escrita, los pasajes que recorrió junto a esa terrible enfermedad mortal que lo llevó a perder la vida, más no a desaparecerlo de la memoria cultural.
En su oportunidad, el especialista Eduardo Vázquez señaló que “estamos ante una experiencia poética muy particular, bitácora de su relación con el cáncer, es decir, de todo el proceso de su cuerpo, del proceso que tiene qué ver con el mundo hospitalario y las transformaciones que sufrió en la vida cotidiana”.
Alejandro Aura, dramaturgo, poeta y promotor cultural, dijo Vázquez, “se impuso la tarea de ir registrando las transformaciones que iban sucediendo en su cuerpo; es fundamentalmente un testimonio de la lucha de un hombre por la vida y de cómo el cáncer lo puso en una situación de extrema fragilidad”.
Fragilidad, subrayó, y sensibilidad de un poeta enamorado de la vida y sus cosas más sencillas, como son la cocina, las calles, las mujeres, los cambios del clima o la presencia de la amistad. “La relación de todos estos elementos con una enfermedad que lo tuvo contra la pared y frente a la muerte”, detalló.
Sostuvo que a pesar de su enfermedad, Aura no claudicó a su persona y ni se rindió a la muerte, más bien la confrontó y miró a los ojos y la entendió, lo que está de manifiesto en este texto metafísico: “No habla de la muerte y la vida en abstracto, sino de cómo las quimioterapias cambian los sabores”.
Manifestó que esta experiencia que se impuso, más que como un libro que como un registro médico, para compartir con sus lectores a través de su “blog”, tuvo un efecto social muy interesante, porque fue como un legado que escribía de cara a quien lo quisiera ir leyéndolo, paso a paso, de cambio en cambio.
Expresó que Alejandro Aura era un hombre compartido con su vida y con los demás; era un ser gregario, y llevó su dolor con mucha gente, generando una especie de diálogo con quienes lo querían mucho, y aun con los desconocidos que lo fueron acompañando y sumándose a este trayecto inédito e inusual.
Algunos lo fueron compartiendo desde su propio cáncer y, en las palabras de Aura, encontraron un cierto alivio, como decía la escritora estadounidense Susan Sontag (1933-2004), quien también padeció cáncer y realizó una reflexión literaria sobre él. Esa, es el antecedente del presente libro.
